Servicios de limpieza

Servicios de limpieza

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Historias de la Tramuntana: Valldemossa

Historias de la Tramuntana: Valldemossa

Hoy llegaremos hasta este municipio, Valldemossa, que está considerado como uno de los más bonitos y pintorescos de la Sierra de Tramuntana y cuyo nombre proviene de un antiguo terrateniente moro de nombre Muza.

Aunque en ocasiones la isla de Mallorca solo sea únicamente considerada por algunos, como un equivalente a sol, playa y fiestas, también cuenta con otra parte muy importante por descubrir como este, un rincón lleno de belleza, encanto y magia, donde uno se siente embargado por una paz y una tranquilidad, que afloran las sensaciones y consiguen hacer casi retroceder en el tiempo. A pesar de que es un municipio muy visitado y con alto grado de turismo en el centro del pueblo y sus monumentos, sigue conservando una paz y belleza que convierte a Valldemossa en todo un referente de nuestra Isla.

Esto es lo que ocurre con este hermoso pueblo situado a 2 km. de la costa, insertado entre las montañas, formado por calles empedradas, lleno de valles, jardines, bosques con almendros, olivos, robles y que a pesar de su cercanía con la capital (15 minutos) uno al aproximarse, tiene la sensación de adentrarse en otro lejano y fantástico mundo.

Está formado por una población de unos 2.000 habitantes y al ser una de las zonas más cotizadas, está compuesto por mansiones de alto nivel, como por ejemplo la residencia histórica adquirida por integrantes de la familia Swarovski. Muchos de sus residentes son artistas, gentes de alto grado adquisitivo, ciudadanos con casas trasmitidas durante generaciones o personas que sólo buscan tranquilidad y quieren escapar de grandes bullicios.

En las proximidades se encuentran algunas urbanizaciones, como “George Sand”, que está considerada exclusiva y con precios bastante altos.

También es interesante para visitar, el mercado semanal tiene lugar todos los domingos, donde tanto turistas como isleños pueden conseguir variedad de productos originarios y de gran calidad.

Para los amantes del deporte es ideal el terreno, para organizar caminatas, senderismo, escaladas, ciclismo, equitación e incluso golf (se encuentran varios campos a escasa distancia).

Para los mallorquines, esta comarca tiene un vínculo especial por ser el lugar de nacimiento el 1 de mayo de 1531, de la única Santa de la isla: Santa Catalina Thomas” patrona de Mallorca, conocida por los lugareños como “Sa Beateta”. beatificada el 3 de agosto de 1792, canonizada el 22 de junio de 1930 y fallecida en 1574. Era la sexta de seis hermanos, hija de una familia campesina, conocida por todos por su humildad, generosidad y poderes clarividentes para prever el futuro. Cuando tenía 21 años tras la muerte de sus padres, ingresó en la orden Agustinas de clausura (convento de Santa Magdalena de Palma). La calle Rectoría número 5 del pueblo (lugar de su nacimiento), se ha convertido casi en un verdadero santuario y en el mismo pueblo, muchas casas tienen colocadas en sus puertas, placas con su imagen implorando sus oraciones. La fiesta más famosa local es la de “Sa Beata”, que se celebra el día 28 de julio de cada año, donde el pueblo engalana sus calles mediante coloridos ornamentos, se organizan procesiones, cabalgatas y bailes, donde la mayoría de los participantes, asisten ataviados con atuendos regionales.

La cartuja de Valldemossa es un sitio de los más visitados. Es un palacio de estilo neoclásico rodeado por arcos blancos, pasillos que conducen a pequeñas celdas, que en realidad son minúsculos museos, impresionantes jardines, una iglesia, una antigua farmacia donde aún si uno se evade un poco, casi puede oler los aromas de hierbas, una biblioteca que era el lugar habitual de reuniones semanales de los monjes, un museo de arte moderno con obras de “Picasso”, “Miró” y “Juli Ramis”, un monasterio que se llama “Palacio del Rey Sancho”, construido en el siglo XIV, que fue un obsequio de los Monjes Cartujos y un museo dedicado al músico/ compositor polaco “Frédéric Chopin”. El lugar suele ser visitado durante todo el año, ya que dispone de una amplia oferta musical y cultural, como el “Festival de Chopin”, que se celebra el 24 de agosto y durante la segunda fiesta más importante del pueblo que es la de “Sant Bartomeu”, patrón de Valldemossa el pueblo se transforma en todo un lugar de culto a la música clásica. Actualmente en sus jardines, se realizan numerosos conciertos destacados, como el del pianista “David Gómez”, que anualmente suele ofrecer sus fascinantes conciertos a la luz de un piano y 200 velas.

Esta población probablemente sea la más conocida de la zona, precisamente debido a la influencia que tuvo el paso por la aldea de “Frédéric Chopin” y su amante la escritora francesa “Aurore Dupin” (conocida con su pseudónimo “George Sand”), ya que estuvieron instalados un invierno (1838-1839) en una de las celdas del monasterio por prescripción médica (él padecía tuberculosis), aunque su estancia no fue lo satisfactoria que esperaban, debido en parte a las grandes lluvias, humedades y vientos que azotaron el territorio durante aquella época, cosa que no ayudó nada a su mejoría y por otro lado, a la mala acogida que tuvieron por parte de los vecinos del pueblo, que como en aquella época eran gentes con mentes muy cerradas, no veían con muy buenos ojos aquella relación y además tampoco aprobaban la actitud de ella, que era una mujer muy adelantada a su tiempo y con costumbres inusuales para las mujeres de la isla. En este periodo la escritora escribió el libro “Un invierno en Mallorca” que fue un superventas traducido en varios idiomas y donde quedó reflejada su mala experiencia con los habitantes.

El músico por su parte, aprovecho este periodo para componer bastante música y entre ella, la mayoría de sus 24 preludios. En la actualidad en la celda número cuatro del monasterio (lugar donde estuvieron instalados), se ubica el “Museo De Chopin”, que aún conserva varios instrumentos originales, como su célebre piano.

Continuando haciendo un poco de historia, cabe destacar que en el año 1.867, llegó a la isla el archiduque “Luis Salvador de Austria”, quien a primera vista se quedó tan enamorado de la belleza del entorno, que desde su llegada dedicó su tiempo a adquirir, restaurar y acondicionar un gran número de fincas de la zona (palacio de “Son Marroig”), construyendo también, a fin de hacerlas asequibles, una amplia red de caminos, así como numerosos miradores, donde poder admirar las impresionantes vistas y acantilados. También dedicó parte de sus largas estancias, a elaborar cantidad de estudios, dibujos y conocidos escritos sobre el archipiélago como el “Die Balearen”.

Posteriormente durante el siglo XX, la ciudad se modernizó formando un nuevo trazado urbano y construyendo una nueva carretera que comunica el pueblo con la ciudad de Palma, con lo que el pintoresco pueblo creció considerablemente y desde entonces quedó mejor comunicado con el resto, atrayendo gran cantidad de poetas, escritores y personas ilustres como por ejemplo: “Santiago Rusiñol, Miguel de Unamuno, Rubén Darío, Azorín, el político Antoni Maura, o pintores como Coll Bardolet, Eliseu Meinfren, Joan Fuster, Zupan, Burwitz, Carlos Mogueria, Torcigliani. Etc.”.

Personajes notables que llegaron atraídos por la luz intensa, sus paisajes, amaneceres y puestas de sol, que muchos intentaron reflejar de diferentes formas en sus distintas obras. Muchos de estos artistas, se alojaban en el “Hotel del Artista”, institución familiar y regentado por la familia Estarás. En este mismo local, se constituyó en el año 1.925 el Parado de Valldemossa, cuyo fundador fue Bartomeu Estarás Lladó (propietario del hotel). En 1.950 se formó el grupo musical “Los Valldemossa”, que motivó a la recuperación del baile folclórico mallorquín.

También es importante resaltar la importancia que ha tenido para la región el centro cultural “Costa Nord”, fundado por el actor “Michael Douglas”, y que funciona como sede de la misma fundación. El actor también es el dueño de una extensa y conocida propiedad situada cerca del mar. Los visitantes de centro pueden visualizar un video con narraciones de este “Douglas”, degustar productos autóctonos o conocer los diferentes bailes regionales.

No podemos hablar de este pueblo sin hacer una especial mención a un negocio familiar de maestros artesanos especialistas en dulces tradicionales y representativos de la isla. Negocio fundado en 1.920 y que actualmente está regentado por su tercera generación. Nos referimos a la panadería/ pastelería “C’an Molinas”, donde continúan produciendo sus deliciosos dulces con recetas secretas antiguas, materias de primerísima calidad, cocidas en el mismo horno tradicional moruno a base de leña y que les proporciona este sabor tan especial. Entre algunas de sus especialidades destacaríamos: El famoso gató de almendra o avellana (que suele acompañarse con helado), ensaimadas, empanadas, mantecados, robiols (pasta rellena de confitura, requesón o cabello de Ángel), buñuelos, cuartos (pastas de masa esponjosa con forma cuadrada), pero de todos ellos, el dulce más representativo tanto dentro de la comarca como fuera, es la “coca de patata”, que es una especie de bollo dulce que antiguamente se hacía de una sola pieza y que luego a través de los años, además de mejorar su fórmula, se modificó a un formato individual. Como su nombre indica, tiene la patata como principal ingrediente. En invierno suele tomarse acompañada con un chocolate espeso caliente y en épocas más cálidas, con un helado de almendra preparado con frutos secos autóctonos. También son deliciosas unas tortas que elaboran con la misma pasta, pero cubiertas con sobrasada o pimientos rojos dulces. Esta última tal vez no sea tan conocida y hay que encargarla, pero podemos asegurar, que vale la pena probarla…

En la cima de Valldemossa, se encuentra el Puig des Teix, que es uno de los picos más visitados por los excursionistas en esta cadena montañosa. Es una ruta un poco complicada y que tiene una duración de casi cinco horas de trayecto.

También es interesante visitar la finca agrícola de “Son Moragues”, construcción de unos 700 años de antigüedad y situada en las afueras del pueblo. Su producción de aceite de oliva (variedad 100 % mallorquina) sigue siendo en la actualidad importante, sus mermeladas ecológicas, aceitunas y conservas que pueden adquirirse directamente en la finca, son exquisitas.

A una distancia de 4 Km. del centro, se encuentra el “Caló de s’Estaca”. Se trata de una pequeña cala muy estimada entre los excursionistas, senderistas. pescadores o por los mismísimos isleños. Para llegar, se tiene que descender desde el “Monasterio Miramar” y seguir la marcha por un tortuoso sendero, que no es del todo aconsejable recorrer con vehículo. Es una excursión un tanto accidentada, aunque el esfuerzo se ve recompensado al llegar y poder disfrutar de sus aguas turquesas, totalmente cristalinas. Normalmente los senderistas lo recorren andando. La parte positiva es que como durante el trayecto hay varias encinas, se pueden encontrar espacios para cobijarse. Allí tenía una casita para fines de semana “Xesc Forteza”, que fue unos de los cómicos más notables mallorquines.

Valldemosa no es una localidad de costa, aunque está muy cerca del mar (solo a 7 kilómetros) y como muchos otros pueblos de la isla, también tiene su propio pequeño puerto de amarre para botes pequeños, con una playita de piedras pequeñas (Cala Sa Marina) y un bonito restaurante que se llama “Es Port”, con comida tradicional en un entorno incomparable.

Con referencia a la restauración puede ofrecer muchas opciones, desde las de diseño más elaboradas para exigentes, como otras muchos más rústicas, tradicionales o representativas de la isla.

En el caso de preferir saborear cocina/ fusión en un ambiente especial, entonces hay que probar “Casa de Sa Miranda”. Emplazado en el edificio que antiguamente era la entrada al La Cartuja. Ofrecen manjares de gran calidad y en un entorno sin grandes aspiraciones.

“Es Roquissar” es el sitio ideal para un largo almuerzo en la plaza principal de la ciudad, con un bonito patio. El menú es innovador y tiene muy buen precio.

Luego en un lugar más recóndito y en una de las pequeñas calles del pueblo, está “QuitaPenas Valldemossa”. Se trata de un pequeño bar de tapas con sólo tres mesas que goza de gran fama. Muchos clientes (sobre todo jóvenes) suelen degustar un surtido de tapas en sus escaleras y sentados sobre cojines.
“Grand Café Cappuccino” en la plaza principal, donde se pueden tomar platos apetitosos sencillos de elaboración, diferentes tipos de cafés, diversos cócteles y buenos postres.

“C`an Costa”, restaurante instalado en un antiguo molino de aceite restaurado, con capacidad para unas 80 personas, cocina autóctona y sugerencias de mercado. Ideal para grupos y toda clase de celebraciones.

Si nos referimos a los hoteles de gran calidad, debemos hablar del Hotel Valldemossa, Se encuentra en un entorno privilegiado en lo alto de una colina, con unas vistas espectaculares, variados jardines, camas con dosel, vigas vista, arcos de piedra, acogedor balneario, cocina insuperable, un esmerado servicio, todo ello acompañado por un ambiente que desprende cierta dosis de magia y que es ideal para cenas sentimentales o románticas. El precio, no es demasiado asequible, pero uno sale complacido por la calidad, entorno y trato recibido.

Petit Hotel de Valldemossa”. Se trata de un edificio de piedra mallorquina, con gran terraza, espaciosa biblioteca, agradable sala de estar y que esta regentada por una pareja de complacientes y atentos empresarios.

Hotel “Mirabó de Valldemossa”, con cuatro estrellas, es un edificio de piedra (siglo XVI) de color amarillento que está a un lado del valle. Tiene 8 habitaciones decoradas con gusto y piscina con espectaculares vistas. Este negocio es de gestión familiar y es un rincón sumamente apreciado.

«Hotel “Sa Vall”, finca con aire tradicional, que cuenta con 7 habitaciones con espectaculares jardines que rodean una piscina. Ofrece un ambiente entrañable y muy cálido.

Otro ejemplo, es una casa antigua señorial situada en las afuera Finca Son Brondo”. Está compuesta por 4 dormitorios y suelen alquilarla tanto para celebraciones, como completa para grupos de hasta 15 personas.

Un nuevo y precioso concepto en este municipio es el Hotel Butique Cas Papà, que cuenta con 13 preciosas habitaciones y ha sido diseñado por Lluisa Llull ( muy apreciada en esta casa)

Por último, otra finca similar más pequeña en extensión, es Cas Garriguer , que dispone de 10 habitaciones y una seleccionada bodega para los amantes de los buenos caldos.

Es un pueblo tan pintoresco, bonito y mágico que casi es una cita obligada para todos los visitantes, un sitio que todos deberían conocer y un lugar en el que muchos soñarían instalarse…

Artículo redactado por Maggy Barceló y algunas imágenes de Pep Bonet, colaboradores